tag:blogger.com,1999:blog-21787257011841788152024-03-05T03:42:49.569-08:00La literatura de Minerva.Minervahttp://www.blogger.com/profile/14838086788725319569noreply@blogger.comBlogger6125tag:blogger.com,1999:blog-2178725701184178815.post-31475785242907597592012-01-02T07:24:00.001-08:002012-04-13T11:05:06.472-07:00Malu - Ahora Tu<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="270" src="http://www.youtube.com/embed/gXUzSNg6uI8?fs=1" width="480"></iframe><br />
Escuchad la letra y veréis como es poesía....Me encanta.Minervahttp://www.blogger.com/profile/14838086788725319569noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2178725701184178815.post-31075695761110915682011-12-29T12:55:00.000-08:002011-12-29T12:55:14.296-08:00<h1 align="center" style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: x-large;">El niño perdido</span></b></h1><div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><b><span style="color: red; font-size: large;"><!--[if gte vml 1]><v:shapetype
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<div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>El niño perdido</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Hubo hace muchísimos años un gran señor que poseía incalculables riquezas, pero no era feliz por carecer de heredero a quien legárselas a su fallecimiento.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Así llegó a la madurez, sintiéndose cada día más viejo y en este estado de ánimo acudía semanalmente a misa, acompañado de su esposa, para pedir a Dios que le concediera un hijo.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>En esta triste situación permanecieron muchos años. Finalmente les nació un robusto niño, pero la noche anterior tuvo el padre un sueño extraño.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Parecióle ver un anciano que le predijo el nacimiento de un varón, anunciándole que debía procurar que no tocara el suelo con los pies antes de cumplir los doce años, si no quería que le sucedieran irreparables desgracias.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Innumerables nodrizas a quienes se le confió el cuidado del tierno infante, recibieron oportunas instrucciones para que no le permitieran tocar el suelo hasta llegar a la edad fijada.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Ya habían transcurrido once años y once meses desde el día de su nacimiento; aproximábase la fecha en que el maleficio fatal dejaría de existir.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Los padres, contentos, se proponían dar una fiesta para conmemorar el fausto suceso.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>De repente, una mañana antes del cumpleaños, hubo un temblor de tierra y la nodriza que tenía en sus brazos al niño, asustada, lo dejó caer.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Cuando quiso recogerlo no lo encontró. Había desaparecido como si se lo hubiese tragado la tierra.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Atraídos por sus gritos y lamentaciones, acudieron los demás criados del castillo y poco después se presentó también el señor.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Muy alarmado, al observar la inquietud de los domésticos, preguntó dónde estaba su hijo, y la nodriza, temblando como las hojas del álamo y los ojos arrasados en lágrimas, le refirió lo sucedido.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Fácil es imaginarse la angustia del padre al ver desvanecerse en un instante sus más caras esperanzas. Inmediatamente despachó varios criados en todas direcciones, encargándoles que no volvieran sin su desaparecido hijo, rogó, suplicó, vertió el oro a manos llenas, prometió crecidas recompensas.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Pero todo fue inútil. La tierna criatura no pudo ser hallada. Había desaparecido, tal vez para siempre.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Pasó el tiempo. Un día el afligido padre se enteró de que en una de las más amplias salas del castillo percibíase al llegar la medianoche un rumor de pasos y el sonido inconfundible de quejas amargas exhaladas por una garganta humana.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Deseoso de averiguar la causa de aquella anomalía, con la intuición de que aquel descubrimiento podía llevarle tal vez al conocimiento de lo que tan ardientemente deseaba, hizo pregonar en todas las aldeas de sus dominios que entregaría trescientas coronas de oro a quien se atreviera a pasar una noche en el interior de la estancia de referencia.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>No faltaron personas que se prestaron a hacer la prueba, pero ninguna llegó al fin. Cuando, a la medianoche, empezaban a percibirse los gemidos, todos salían disparados, prefiriendo conservar la vida pobres a arriesgarla por trescientas coronas.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>De ese modo el noble castellano permanecía todavía en la duda de que el autor de aquellos gemidos fuese su hijo o alguna ánima en pena.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Sucedió, empero, que en las inmediaciones del castillo habitaba una pobre viuda, molinera de profesión y madre de tres hijas de notable hermosura.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Cuando a la humilde cabaña llegó la noticia de que el señor del castillo ofrecía trescientas monedas de oro a quien osara dormir una noche en la cámara donde se percibían los extraños ruidos, la hija mayor dijo a su madre:</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- Creo, madre mía, que no tenemos nada que perder. Esas trescientas coronas aliviarían bastante nuestra miseria. ¿Por qué no me permites que pruebe?</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>La pobre madre vaciló, pero ante la insistencia de la hija, y sobre todo, atemorizada por los días de hambre que se le avecinaban, consintió al fin.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Al día siguiente, la mayor de las hijas de la molinera se encaminó resueltamente al castillo.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- Vengo a dormir esta noche en la cámara de los duendes - dijo al criado que salió a abrirle la puerta.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>El mismo señor salió entonces a recibirla y le preguntó:</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- ¿No te dará miedo, muchacha?</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- ¡Bah! Más miedo me da el hambre. Lo único que os ruego es que me proporcionéis provisiones suficientes para hacerme una buena cena, pues tengo un apetito de avestruz.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>El castellano ordenó que se le facilitara todo cuanto pidiera y la muchacha no se quedó corta, pues con los víveres que exigió se habrían podido confeccionar más de doce platos distintos.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Tan pronto como los tuvo en su poder, la garrida moza se encerró en la habitación, encendió una bueno hoguera, puso en ella agua a calentar y luego puso la mesa y se preparó la cama.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Lentamente fueron pasando las primeras horas de la velada. Finalmente dieron las doce, y, apenas hubo el reloj desgranado la última campanada de la medianoche, cuando la molinera percibió los pasos de alguien que se aproximaba.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Llena de temor, levantó la cabeza y se encontró con un adolescente que la miraba con fijeza y que le preguntó:</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- ¿Para quién es esa ceno!</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Ella repuso secamente:</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- Para mí sola.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Nublóse de tristeza el pálido semblante del desconocido. Dirigió una nueva mirada pesarosa a la muchacha y, tras algunos instantes de mutismo, tornó a preguntar:</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- ¿Para quién has servido la mesa?</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- Para mí sola - contestó ella con la misma acritud que antes.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>La frente del mancebo sé arrugó. Sus hermosos ojos azules se humedecieron. Con voz trémula, dijo interrogativamente:</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- ¿Para quién has mullido esa cama?</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>A lo que ella respondió con la misma indiferencia egoísta:</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- Para mí sola.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>El desconocido se echó a llorar como una Magdalena, se retorció desesperadamente las manos y desapareció.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>A la siguiente mañana, la mayor de las hijas de la molinera relató al noble castellano todo cuanto había sucedido durante la noche, sin hacer referencia a la penosa impresión que la sequedad de sus respuestas había producido al fantasma.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>El desdichado padre pagó religiosamente las trescientas coronas y se regocijó en medio de su pesar por haber logrado descorrer un tanto el velo del impenetrable misterio.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Presentóse aquel atardecer la segunda de las hijas de la molinera que había recibido instrucciones de su hermana sobre lo ocurrido y conocía las preguntas que el aparecido había de hacerle.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>El señor del castillo la acogió con grandes muestras de alegría y ordenó a sus criados que le facilitasen todo cuanto apeteciera. Inmediatamente se trasladó ella a la sala, encendió una buena fogata, puso a hervir sus pucheros, cubrió la mesa con albo mantel y, mientras se hacía la cena, mullió cuidadosamente el colchón de la cama.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Al dar la medianoche notó los pasos del desconocido, que se aproximó a ella, sin que la hija de la molinera experimentara el menor temor, y le preguntó:</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- ¿Para quién has hecho esa cena?</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- Para mí sola - respondió ella con la misma sequedad que su hermana.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Con profunda tristeza retratada en su hermoso semblante continuó preguntando el doncel:</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- ¿Para quién has servido era mesa?</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- Para mí sola - contestó la muchacha sin volver la cabeza.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>El mancebo lanzó un suspiro melancólico.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- ¿Para quién has mullido esa cama?</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- Para mí sola.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Retorcióse desesperado las manos el desconocido y desapareció.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Cuando la segunda de las hijas de la molinera refirió al noble castellano cuanto había visto y oído, éste le entregó las trescientas coronas estipuladas y quedó ensimismado en profundos reflexiones.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Pero aquella misma tarde se presentó en el castillo la tercera y más joven de las hijas de la molinera, que se ofreció a pasar la noche en la cámara de los misterios, después de haber obtenido la aprobación de su madre, no sin gran trabajo, pues aquélla amaba a su hija menor mucho más que a sus hermanas.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>El señor del castillo la recibió con tanta deferencia como a las mayores y dispuso que se le diese lo suficiente para dar de comer a seis personas, eligiendo él mismo los manjares, y entregándole un servicio completo de platos y cubiertos para dos personas.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>La muchacha penetró en la estancia encendió el fuego y puso las vituallas a calentar, haciendo entretanto la cama.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Mientras terminaba de hacerse la cena, la muchacha puso sobre la mesa un rico mantel, y encima de éste los platos, los cubiertos y las servilletas, así como los vasos.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Lenta, muy lentamente, sonaron las doce campanadas de la medianoche. Inmediatamente se percibió un ruido extraño, rumores de pasos, suspiros entrecortados, quejas, llantos...</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Asustada, la molinerita miró en torno suyo, pero no vio a nadie. Ya iba a lanzar un grito de espanto, por miedo a lo sobrenatural, cuando distinguió de repente a un pálido mancebo que la miraba con tristes ojos.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Ella le sonrió entonces y lo invitó a sentarse un gesto, pero él, antes de aceptar, le preguntó:</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- ¿Para quién es esa cena que preparas?</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- Para nosotros dos - respondió la muchacha sin vacilar.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- ¿Para quién has puesto esa mesa?</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- Para nosotros dos. ¿No ves acaso los dos cubiertos?</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>El mancebo, con los ojos brillantes de alegría continuó preguntando:</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- ¿Para quién es esa cama?</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- Para ti solo. Yo dormiré en una silla.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Trémulo de júbilo, el joven se arrodilló a los pies de la molinerita y cubrió de besos sus manos.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- ¡Gracias, muchas gracias! - exclamó.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Luego se levantó y añadió:</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- Pero antes de cenar tengo que transmitir mi reconocimiento a mis bienhechores.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Un soplo de aire fresco inundó de repente la habitación. En el centro de ésta se había abierto una trampilla por la cual se apresuró a descender el desconocido, pero la joven molinera, que se sentía invadida por la curiosidad, se agarró al extremo de su capa y bajó detrás de él.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Llegaron al fondo y allí se desplegó ante los ojos de la muchacha un mundo extraño.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Corría a su diestra un río de oro líquido, mientras que a su siniestra se alzaban colinas del mismo resplandeciente metal. Frente a ella se extendía una pradera vastísima, esmaltada con césped de un verdor deslumbrante y flores policromas.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>A medida que avanzaba el desconocido seguíalo la joven a muy poca distancia, procurando que él no la descubriese.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Vióle ella saludar a las flores del prado, con tanta deferencia y cariño como si fuesen antiguas conocidas, besando a algunas, acariciando a otras, despidiéndose de ellas con frases amorosas y lisonjeras.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Finalmente penetraron en una selva cuyos árboles eran de oro macizo. Multitud de pájaros de todas clases y colores empezaron a lanzar armoniosos trinos cuando distinguieron al pálido mancebo, revoloteando alrededor de él y posándose familiarmente en su cabeza y hombros, mientras él acariciaba a las lindas avecinas.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>La molinerita quebró una de las ramas de un árbol y se la guardó en el pecho para tener un recuerdo de aquel reino de maravilla.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Pasaron de la selva de oro a otra cuyos árboles eran todos de plata. Infinidad de animales de todas especies saludaron con grandes muestras de alegría la llegada del mancebo, acercándose a recibir sus caricias.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Él les dirigió la palabra a cada uno de ellos, pasándoles las manos por sus lustrosos lomos, mientras que la molinera, aprovechando el ruido que formaban con sus voces, quebró una de las argentados ramas y se la guardó junto con la otra.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- Así me creerán mis hermanas cuando les cuente todas las preciosidades que he visto esta noche - se dijo.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Cuando el doncel se hubo despedido de todos sus amigos, volvió sobre sus pasos por el mismo sendero que tomara a la ida.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>La doncella regresó detrás de él, sin que el muchacho se diese cuenta de su presencia.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Cuando el joven se volvió hacia la chimenea, la doncella estaba sentada ya a la mesa y le hacía señas de que se acercara.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- Ya me he despedido de todos mis amigos - dijo él con voz alegre.- Ahora vamos a cenar.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Cuando hubieron aplacado su apetito, propuso el muchacho:</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- ¿No crees que es hora de descansará?</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Ella sonrió y repuso:</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- Descansa tú. Yo me acomodaré en una silla junto a la chimenea y dormitaré un poco. Ya no tardará mucho en amanecer.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- Nada de eso - contestó él, alegremente. - Seré yo quien se coloque junto al fuego. Tú dormirás en la cama. Si te hice la pregunta fue para probar tus sentimientos.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>La molinerita se dejó caer, vestida, en el blando lecho, mientras que el desconocido, tomando una silla, se sentó junto a la chimenea, lanzando de vez en cuando miradas amorosas a la muchacha, que no tardó en dormirse apaciblemente.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Ya había avanzado mucho la mañana y el noble castellano no podía contener su impaciencia, pues la hija de la molinera no se había presentado todavía a cobrar su pago.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Inquieto, se dirigió a la sala y abrió la puerta.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Dos exclamaciones de alegría sonaron al unísono.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- ¡Hijo mío!</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- ¡Padre!</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Emocionados, se abrazaron llorando.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>La molinera se despertó, levantóse apresuradamente y las dos ramas que cortara durante su visita al país maravilloso cayeron al suelo con metálico ruido,</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>El joven se volvió hacia ella, y, al ver las dos ramas, le dijo asombrado:</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- ¿Me seguiste hasta allá, pícara?</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Ruborizada, ella no respondió.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>- Pues bien - añadió él, - esas dos ramas se convertirán en dos palacios, uno de los cuales habitaremos nosotros cuando nos casemos y en el otro vivirá tu familia.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Y así sucedió.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Los dos jóvenes contrajeron matrimonio dos días después, siendo invitados a la boda todos los habitantes del lugar, que todavía recuerdan alborozados el pantagruélico banquete que se sirvió.</span></span></b></div><div class="MsoNormal"><b><span style="color: red; font-size: large;"><span>Yo, como era pequeñito, me quedé aquella noche solo en la cama, por lo que pasé un miedo terrible.</span></span></b></div>Minervahttp://www.blogger.com/profile/14838086788725319569noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2178725701184178815.post-48642860581975133022011-11-22T14:38:00.000-08:002011-11-30T07:30:02.247-08:00EL DESAMOR<div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">Privada de corazón</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">marché sin previo aviso,</span></div><span style="font-size: large;">ya que robaste mi alma</span><br />
<span style="font-size: large;">deberás entender mi razón.</span><br />
<br />
<span style="font-size: large;">Tus labios ya no pronuncian</span><br />
<span style="font-size: large;">mi nombre ni por casualidad.</span><br />
<span style="font-size: large;">Se que tu mayor cualidad </span><br />
<span style="font-size: large;">no es la sinceridad.</span><br />
<br />
<span style="font-size: large;">Por que te creía león</span><br />
<span style="font-size: large;">al ser tu otro animal,</span><br />
<span style="font-size: large;">la rata, el ratón. </span><br />
<span style="font-size: large;">Ese que roe mis entrañas</span><br />
<span style="font-size: large;">y no me deja vivir</span><br />
<span style="font-size: large;">con aquellas patrañas</span><br />
<span style="font-size: large;">que me hacen sufrir.</span><br />
<br />
<span style="font-size: large;">El cabello que tapa</span><br />
<span style="font-size: large;">tu rostro me permitió</span><br />
<span style="font-size: large;">ver tus ojos pero no</span><br />
<span style="font-size: large;">tu corazón, en un trono</span><br />
<span style="font-size: large;">de cristal con perlas</span><br />
<span style="font-size: large;">de dolor. </span><br />
<br />
<span style="font-size: large;">Una voz dormida que </span><br />
<span style="font-size: large;">susurra en un suspiro</span><br />
<span style="font-size: large;">tu nombre, amado mío,</span><br />
<span style="font-size: large;">una voz que anuncia</span><br />
<span style="font-size: large;">mi retiro acecha por</span><br />
<span style="font-size: large;">mis sueños a los que </span><br />
<span style="font-size: large;">perturba mi bienestar.</span><br />
<span style="font-size: large;"><br />
</span><br />
<span style="font-size: large;">Adiós, amado mío, </span><br />
<span style="font-size: large;">ADIÓS.</span><br />
<br />
<span style="font-size: large;">Amor</span><br />
<span style="font-size: large;">Dolor</span><br />
<span style="font-size: large;">Idiotez</span><br />
<span style="font-size: large;">Odio </span><br />
<span style="font-size: large;">Suspiro.</span><br />
<br />
<span style="font-size: large;">¿Desamor? </span>Minervahttp://www.blogger.com/profile/14838086788725319569noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2178725701184178815.post-79438650713605207232011-05-14T07:23:00.000-07:002011-05-16T07:48:16.591-07:00CUENTO.<div style="font-family: Times,"Times New Roman",serif;"><title></title> <style type="text/css">
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@page { margin: 2cm }
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</style> </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://t3.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcQ7QFfCw868Sagv1uQCYhGWafDYPnfzpASgObIcKodleIJOiFqoNw" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="http://t3.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcQ7QFfCw868Sagv1uQCYhGWafDYPnfzpASgObIcKodleIJOiFqoNw" width="133" /></a></div><div align="center" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; margin-bottom: 0cm;"><span style="color: #c90016; font-size: x-large;"><i>El olvido de Laura.</i></span></div><div align="justify" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: x-large;">Hace más de dos años que no se nada de Laura. La echo de menos...</span></div><div align="justify" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: x-large;">Llegó a mi clase un 12 de Marzo bastante lluvioso. En cuanto entró en la sala todos fueron a saludarla y le hicieron miles de preguntas. </span> </div><div align="justify" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: x-large;">Se hizo popular en poco tiempo, menos de una semana. Siempre tenía alguien con quien hablar, un compañero en el autobús escolar... Pero, a pesar de tantas personas entre las que elegir, se fijó en mi. No se porque pero yo le parecía especial. Al salir de clase siempre quedábamos para hacer cosas juntas, como montar en bici, ir a tomar un helado, etc.</span></div><div align="justify" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: x-large;">Todavía no se porque tenía tanta popularidad, la verdad es que era diferente, por supuesto. </span> </div><div align="justify" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: x-large;">Vestía de una manera única. Colorida, alegre, llena de complementos. Sus conjuntos eran arriesgados, pero siempre le quedaban genial. Solo ella podía hacerlo... Por su apariencia parecía superficial, pero no lo era en absoluto. Amaba la literatura, la poesía, la historia. Sobretodo la Antigua Grecia. Era una persona bastante profunda. </span> </div><div align="justify" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: x-large;">Una tarde paseábamos con las bicis por la carretera. Conversábamos sobre Hera, esposa de Zeus. Sus celos eran increíbles. Me fascinaban las palabras de Laura. Era tan sabia...Una Genio de 15 años. </span><br />
<span style="font-size: x-large;">Cuando dejó de hablar me fijé en su chaqueta roja, sus pantalones verdes y su camisa azul ajustada. Como siempre ella iba perfecta. </span> </div><div align="justify" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: x-large;">No se ni como ni que pasó. </span> </div><div align="justify" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: x-large;">Tenía ganas de ir al baño y entré en un hostal. Tardé poco, pero cuando volví, Laura ya no estaba allí. </span> </div><div align="justify" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: x-large;">La llamé varias veces, no respondió. Me asusté. Corrí por los alrededores para ver si se había escondido. No era así. Estuve dos horas dando vueltas por el hostal, llamándola y, ya cansada, me senté al borde de la áspera carretera y esperé en silencio intentando no llorar. Cuando estaba oscureciendo me subí en la bici y volví a casa. </span> </div><div align="justify" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: x-large;">Al día siguiente la esperé en clase y no vino. Mis compañeros ni se inmutaron. Normalmente cuando ella no venía se sentían extraños y a la hora del recreo todos sacaban sus móviles y la llamaban para preguntarle que le había pasado y como estaba. Pero eso no ocurrió ese día ni los siguientes. </span> </div><div align="justify" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: x-large;">Los meses fueron pasando y ella no volvió. La gente seguía con su ritmo normal, sin que se le pasara por la cabeza lo que a mi me estaba carcomiendo el cerebro.</span></div><div align="justify" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; margin-bottom: 0cm; margin-right: -0.6cm;"><span style="font-size: x-large;">¿Ya se habían olvidado de ella? </span> </div><div align="justify" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: x-large;">Era imposible, ilógico. Ni siquiera comentaban nada. Los profesores, al pasar lista para ver quien faltaba, ni siquiera decían “¿Laura Torres?”. El nombre no figuraba en la lista.</span></div><div align="justify" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: x-large;">Pensé que era una cámara oculta, que todos me tomaban el pelo. Con el tiempo comprendí que no. </span> </div><div align="justify" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: x-large;">Ya no podía aguantar más y pregunté a una amiga:</span></div><div align="justify" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: x-large;">-¿Sabes algo de Laura?</span></div><div align="justify" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: x-large;">-¿Laura? ¿Quién es Laura?</span></div><div align="justify" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: x-large;">No volví a hablar nunca sobre ella. Nadie pronunció ese nombre tan familiar para mi y tan desconocido para ellos nunca más.</span><br />
<span style="font-size: x-large;">Al final lo acabé aceptando. Laura había pasado por nuestras vidas como un tren en marcha. Supe que no la iba a volver a ver. Jamás.</span><br />
<span style="font-size: x-large;"><br />
</span></div>Minervahttp://www.blogger.com/profile/14838086788725319569noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2178725701184178815.post-21376280700918305612011-05-07T01:24:00.000-07:002011-05-15T11:47:47.458-07:00MICROCUENTO.<title></title> <style type="text/css">
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</style> <br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiMH0bQy4LK0uFLUVD17JYECNMmoa73Vpe0Jp5vORb9OccKP2QAjkSs61tPR9Q8yE0DhvxvA_XBX0hsRCbfevkkNiy803fAGI-qWCXlYdUg-v78RJxIvVwvCvs378jVIhe_OeoSOtCxNM3K/s1600/AAAAAAAAAAAAAAAAAAMartaRueda.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="147" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiMH0bQy4LK0uFLUVD17JYECNMmoa73Vpe0Jp5vORb9OccKP2QAjkSs61tPR9Q8yE0DhvxvA_XBX0hsRCbfevkkNiy803fAGI-qWCXlYdUg-v78RJxIvVwvCvs378jVIhe_OeoSOtCxNM3K/s200/AAAAAAAAAAAAAAAAAAMartaRueda.jpeg" width="200" /></a></div><div align="center" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="color: #c5000b; font-size: x-large;"><i>La rueda de Marta. </i></span></div><div align="justify" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-size: x-large;">Os voy a contar mi pequeña historia.</span></div><div align="justify" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-size: x-large;">Me llamo Óscar y soy un pez de colores. Mi vida es bonita pero vivo en una pecera que me hace sentir encerrado. </span> </div><div align="justify" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-size: x-large;">Lo único que me hace feliz es que mi vecina es hermosa. Se llama Marta y es una hámster marrón de ojos oscuros. Somos como novios en silencio. Nos miramos durante horas. </span> </div><div align="justify" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-size: x-large;">Hace dos semanas mi dueña se acercó a la jaula de Marta y metió algo.</span></div><div align="justify" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-size: x-large;">Era un objeto algo sospechoso. Redondo y rosa. Una rueda. Una rueda extraña, para correr. Al principio Marta se asustó pero después se fue acercando poco a poco y empezó a utilizarla. </span><br />
<span style="color: black; font-size: x-large;">Lleva estas dos semanas corriendo. Ya no me mira y estoy celoso. No puedo soportarlo más. ¡Es mi novia! O por lo menos, eso creo.</span></div><div align="justify" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-size: x-large;">Marta juega y no me hace caso. A veces he sentido ganas de romper la pecera y destrozar la rueda. ¡Pero me controlo porque soy un pez muy bueno!</span></div><div align="justify" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-size: x-large;">Hoy Marta me ha mirado, pero solo un poquito. </span> </div><div align="justify" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-size: x-large;">Parece que se ha cansado de la rueda... Ya me vuelve a mirar.</span></div><div align="justify" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="color: black; font-size: x-large;">Ya hasta hablamos con nuestro lenguaje silencioso. Me ha dicho que su flor favorita es la damiana, ¡igual que la mía! Ahora se que Marta me quiere y ¡estoy muy contento!</span></div><div align="justify" style="font-family: Times,"Times New Roman",serif; font-style: normal; font-weight: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="color: #660066; font-size: x-large;"><i> A Dami</i></span><span style="color: #660066; font-size: x-large;"><i>.</i></span></div>Minervahttp://www.blogger.com/profile/14838086788725319569noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2178725701184178815.post-90411185049733058002011-05-06T07:21:00.000-07:002011-05-06T07:21:55.492-07:00Hola!!!<span style="font-size: small;">Hola, chicos. Seguro que os va a gustar mi blog. También tengo otro sobre mitología. Se llama Los Mitos de Minerva. </span>Minervahttp://www.blogger.com/profile/14838086788725319569noreply@blogger.com0